jueves, 28 de agosto de 2014

Basílica de Nuestra Señora de la Candelaria, el descuido de un lugar mágico para los tinerfeños

Aún tengo recuerdos de cuando, hace muchos años, visitaba con mis padres y mis abuelos la Basílica de Nuestra Señora de la Candelaria, edificio emblema de la Religión Católica de la Isla de Tenerife y que es, sin duda alguna, referente para todos aquellos que visitan la isla. Ayer estuve por allí, y me pregunté el por qué todo ha cambiado tanto, y para peor.

Cierto es que hacía tiempo que no la visitaba (vaya por delante que no creo en la Religión Católica), pero me llamó la atención el cambio de dirección en las calles, lo cuál hizo que me perdiera en algunas ocasiones y me costara más de la cuenta llegar hasta la plaza. Una vez comienzo a caminar, llego hasta la fuente dónde todo el mundo tirábamos alguna "monedita" para que nuestros deseos se cumplieran. Esa fuente estaba vacía... No sé si sólo era ayer, pero estaba vacía. Me quedé con las ganas de que mi hija viera lo que vi yo hace muchos años, que arrojara una moneda como hice yo hace muchos años... 

Una vez dentro, sigo preguntándome cómo es posible que una institución que tiene como cometido "ayudar a los más desfavorecidos" propagando la palabra de Dios por todo el mundo, maneje tal cantidad de dinero y lujo mientras en la misma puerta de la Basílica se encontraba una madre pidiendo para sus hijos (al menos eso decía el cartel que portaba, que con esta gente nunca se sabe y debido a tanto "tranque" pagan justos por pecadores).

El cambio que se le dio a la zona de la "cueva" me parece el mayor ejemplo de afán recaudatorio de la historia de la Iglesia Católica. Todos recordamos que había una cuevita, con una virgen pequeñita y dónde todos poníamos nuestras velas (traídas desde casa), nuestras flores... Hace ya algunos años que eso no es así, ahora todo funciona con moneditas, las cuales conllevan a que una lucesita se prenda tipo vela, pero que se apaga al par de horas para seguir recaudando... ¡Cuán fría es la situación! Está claro que la fé mueve barreras, porque si no este método no habría quién lo aceptara.

Todo ha cambiado...Todo, menos los baños públicos, que están en un estado deplorable, sucios, abandonados, antiguos, descuidados... Dan pena. Y estoy seguro que de noche, hasta miedo. No entiendo cómo un lugar que goza de tantas y tantas visitas diarias no tiene unos baños "en condiciones", y nuestros visitantes, motor de la economía del municipio y de la Isla en general, tienen que hacer sus necesidades en esas condiciones.

En fin, debe ser que yo soy muy "tiquis miquis", porque como en esta tierra nadie se queja y todo está perfecto, pues así seguimos... ¡Viva la Virgen de Candelaria!

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