viernes, 22 de agosto de 2014

Indigente en el Puerto de la Cruz, la dura realidad de la sociedad actual

Sinceramente, he de reconocer que me ha costado comenzar a escribir este post, y no porque no tuviera argumentos para hacerlo, ni mucho menos, simplemente porque no sabía cómo acercar este hecho que deja de ser aislado a todos ustedes que me leen.

Imaginen un día normal, en una concurrida calle del Puerto de la Cruz que termina en una Plaza. A eso de las 8 de la noche, cada día, un señor se acerca a uno de los bancos que se han habilitado para el descanso de los viandantes, coloca sus escasas bolsas en una esquina del mismo, y se acuesta, utilizando las mencionadas bolsas como almohada. Un señor que no habla con nadie, que no pide a nadie, que no expresa absolutamente nada, más allá de la tristeza que puede dar ver a una persona pasar por una situación tan penosa. El señor está desaliñado, pero qué se puede esperar de alguien que ve su vida pasar mientras duerme en un triste banco.

Mientras, a su alrededor, miles de turístas (o millones) que disfrutan de sus vacaciones, haciendo compras, comiendo en restaurantes, viviendo una vida que, tal vez, este señor no conozca. Por dentro se está preguntando, ¿por qué yo no merezco también vivir así?¿Qué he hecho mal en la vida para llegar a esta situación?

Los niños pasan y preguntan por qué este señor está durmiendo en la calle, y los padres, lejos de querer asustar a sus pequeños, se inventan mil y una excusas para que sus hijos no se den cuenta de que no todos pueden vivir bajo un techo, y que hay gente que no tiene ni siquiera para comer. Sí, es triste, muy triste, porque en pleno Siglo XXI, la "Era de la Comunicación", mientras unos se preocupan por tener el último modelo de "Iphone" o "Ipad", otros no tienen un plato de comida porque no "hay pa´pagarlo". Y así pasa el tiempo, y yo me pongo en la situación de nuestro amigo y no sé si podría resistirlo.

Quitarse la vida es de cobardes, pero ¿cuán cobarde es desaparecer de una vida que no es tal, que es inhumana, injusta y que tal vez no merezca la pena? Debería recibir ayuda, por supuesto, pero él sabe que lo tiene muy difícil porque mientras los Servicios Sociales dicen que no tienen dinero, los Ayuntamientos siguen gastando dinero en fiestas, obras (muchas innecesarias) y otras banalidades, cuando lo principal sería que a nadie le faltara un plato de comida.

Nuestro amigo duerme en un banco de el Puerto de la Cruz, pero hay otros amigos que lo hacen en La Orotava, Santa Cruz, La Laguna o en cualquier otro municipio de Tenerife, Canarias, España, Europa o el mundo, y eso no se puede permitir. El derecho a comer, a tener una vivienda, son derechos inalienables del ser humano y no se están respetando, hace muchos años que no se respetan.

No conozco qué le ha ocurrido a este señor para llegar a este punto, pero sí he sido testigo de cómo se le juzga, gente que al igual que yo no conoce su situación. No he visto a nadie que se acerque para ver si le apetece un bocadillo... Seguro tiene hambre, y dónde duerme es una zona con muchos restaurantes alrededores, con olores varios que abren el apetito a cualquiera.

La Sociedad actual es injusta, pero es la que es, y entre todos, tal vez algún día, podremos cambiarla...¿Quién pone la primera piedra?

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