sábado, 23 de agosto de 2014

¿La sanidad que tenemos es la que nos merecemos?

Que a los Gobiernos (Regional y Nacional) les importamos lo mismo que una col pocha, lo sabíamos, pero que negocien con nuestra sanidad ya es algo para hacérselo mirar. Ayer nos enterábamos, algunos, otros ya lo sabían, que el Gobierno Nacional ha decidido no comprar un fármaco necesario para el tratamiento de la Hepatitis C (y que funciona), y lo ha sustituido por otro que no sólo no ha demostrado su eficacia, sino que además, no puede ser administrado a todos los pacientes.

¿El motivo? Sencillo. El que van a adquirir es más barato. Esto quiere decir que al Gobierno Central le interesa mucho más gastar lo menos posible, que tratar a cientos de pacientes correctamente, una actitud totalmente deleznable e inhumana. Lógicamente, todos los pacientes afectados por dicha enfermedad están en pie de guerra, pero a la clase política de este país no le faltará cara para salir públicamente y explicarlo todo dando cualquier tipo de excusa, en la figura de Ana Matos, Ministra que ha demostrado su completa ineptitud pero que sigue "chupando del bote".

Por otro lado y si nos acercamos a nuestra tierra, ayer nos enterábamos de que los 6 quirófanos de nueva creación en La Candelaria que se construyeron en 2011, siguen cerrados. Hay miles de personas esperando para ser operadas, miles de ciudadanos que necesitan urgente que se les opere para mejorar su calidad de vida, y sin embargo tenemos seis quirófanos cerrados. ¿Por qué? Porque el Gobierno de Paulino Rivero no quiere contratar a más profesionales, es más, ha dejado que se jubilen muchos de los trabajadores y no ha repuesto las plazas vacantes "para ahorrar".

¿Se puede ahorrar con la sanidad de las personas?¿Se puede ahorrar con su bienestar?¿Se puede ahorrar con su calidad de vida? Siempre que sea la de otro sí. Porque Paulino Rivero no pasa listas de espera para ser operado de la vista, por ejemplo, y el resto de consejeros y amistades cercanas tampoco. Sin embargo, un ciudadano cualquiera tiene que esperar hasta dos y tres años para ser intervenido, en el mejor de los casos.

Reitero lo que he dicho en varias ocasiones...Mal vamos si el que tiene que solucionarnos los problemas no los sufre, no tendrá prisa alguna por cambiar las cosas, él seguirá viviendo en su mundo de bienestar y tranquilidad.

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